1. Adapta tu alimentación a tu ritmo de vida, no al revés
agregar poco a poco cosas saludables, lo más nocivo irá cayendo por su propio peso. Es mejor una incorporación progresiva de pequeños cambios
2. No olvides la salud mental
el primer ‘pequeño’ cambio que debemos hacer es buscar nuestra paz mental. El estrés y las hormonas tienen un gran impacto en nuestra alimentación, y solo cuando trabajamos la parte emocional podemos mejorar la forma en la que nos relacionamos con la comida
3. Organízate antes
Dejar preparadas pequeñas bases para la semana puede ayudar brutalmente a conseguir salir del paso comiendo sano
4.Ten siempre a mano estos alimentos
Siempre hay que tener verduras cocinadas y un hidrato complejo. Además, el congelador puede ser nuestro gran aliado, por ejemplo, tener un filete de pollo campero para hacer vuelta y vuelta es estupendo. También un bote de garbanzos en conserva es magnífico para echar un poco en la ensalada
5. El delivery también puede ser sano
Cada vez hay más opciones de comida sana que podemos disfrutar y no nos roba energía para el resto de la jornada. Se recomienda especialmente los poke bowls, porque nutricionalmente son completos, son súper ricos y saciantes
6. La comida también va en la agenda
Si agendamos la hora de la comida, seremos más conscientes de que cuando solapamos algo en ese horario, estamos dejando de lado nuestra salud
7. Un dulce salvavidas
Siempre se recomienda tener un ‘bollo salvavidas’, es un bizcocho o muffin que dejamos preparado en nuestro batch cooking y que va a colaborar en momentos de mucho estrés o de ‘me comería cualquier cosa’
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